6 galletas tipo maría
50 gr. azúcar moreno
150 gr. azúcar blanco
1 cucharadita (postre) colmada de levadura en polvo
1/2 cucharilla (café) de bicarbonato
1 pizca de sal
1 cucharilla (café) de canela
100 gr. aceite de girasol
250 gr. zanahoria rallada
50 gr. avellanas picadas
5 huevos
10 ml de zumo de naranja (también se puede sustituir por licor tipo cointreau)
Elaboración:
Lo primero que debemos hacer es preparar los ingredientes, rallamos la zanahoria o la picamos bien pequeñita, trituramos las galletas hasta reducirlas a polvo (lo mejor es usar un molinillo de café o algo similar) y machacamos las avellanas en el mortero.
En un cuenco mezclamos la harina, la levadura, el bicarbonato, la sal, la canela, las galletas trituradas, las avellanas picadas y el azúcar moreno. Reservamos esta mezcla.
En otro bol, batimos los huevos. Cuando han doblado su volumen, más o menos, empezamos a añadir el azúcar blanco poco a poco sin dejar de batir. Una vez bien integrado el azúcar, dejamos de batir y añadimos el aceite, el zumo y la mezcla de ingredientes secos que teníamos reservada y mezclamos con la ayuda de una espátula realizando movimientos envolventes. Cuando la mezcla sea homogénea, añadimos la zanahoria rallada y seguimos mezclando con la espátula.
La mezcla obtenida la vertemos en un molde untado con mantequilla y espolvoreado con harina, lo introducimos en el horno que debe estar precalentado a unos 170-180º, calor arriba y abajo, durante 50-60 minutos aproximadamente. Antes de sacarlo del horno, pincharemos con un palillo y comprobaremos que sale seco.
Ingredientes para el glaseado:
2 cucharadas colmadas azúcar glass
50 gr. mantequilla
2 hojas de gelatina
50 ml. leche
Elaboración:
Ponemos la gelatina en un bol con agua fría.
Batimos la mantequilla (que debe estar a temperatura ambiente) hasta que tiene consistencia de pomada. Añadimos el queso crema y seguimos batiendo. Una vez bien integrado el queso, añadimos el azúcar glass y seguimos batiendo hasta que esté el azúcar bien integrado y la mezcla quede como una crema espesa.
Calentamos la leche en el microondas hasta que casi hierva, escurrimos la gelatina y la echamos en la leche caliente. Mezclamos hasta que se deshaga. Dejamos templar un poco y la añadimos poco a poco a la mezcla anterior, ayudándonos de una espátula.
Cubrimos la tarta con el glaseado y la metemos en la nevera. Podemos separar una parte del glaseado y teñirlo con colorante alimenticio. Si queréis adornar con glaseado teñido sobre el blanco debéis dejar un rato la tarta en la nevera para que cuaje un poco y no se mezclen.
La tarta es preferible consumirla de un día para otro, si tenéis prisa, en cuanto haya cuajado el glaseado podéis comerla.
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